La 21° Cumbre de la CELAC celebrada en Méjico, se sumó a los homenajes del mundo entero por el natalicio de Simón Bolívar, el Libertador de naciones, el Genio de América, especialmente de la América soberana, antiimperialista, diversa, multiétnica, fraternal: equilibrio del universo. Durante su discurso, Andrés Manuel López Obrador, describió significativos eventos en la vida de Bolívar que justifican su título de Libertador y visionario del peligro hegemónico imperialista. En la cumbre CELAC, AMLO propuso premiar a Cuba, a la Cuba Martiana y Bolivariana, por haber resistido más de medio siglo sin doblegarse ante el, ignominioso, imperialismo gringo. Oportunos elogios en momentos cuando de Santiago a la Habana, se conmemora el Asalto al Cuartel Moncada. Semana bolivariana para la CELAC, retomando las banderas de Hugo Chávez por dejar atrás la OEA y consolidar nuestra integración latinoamericana.
En algo se parecen el viaje de Jeff Bezos y la OEA, con su decadente tripulante Luis “Almugre”: el costosísimo cohete de Bezos fue financiado por los caudalosos créditos que el Tesoro de Estados Unidos le otorga a sus archimillonarios y amasado con los salarios que Amazon le extrae a sus trabajadores y clientes. Las conspiraciones, golpes de estado y magnicidios avalados por Almagro en la OEA, también gozan de ese dinero fresco. La “vuelta en U” que dieron los turistas espaciales, no les permitió, siquiera, ganarse el título de astronautas y, realmente no tocaron el cosmos infinito. Por su parte, los crímenes de Almagro, lejos de conseguir el retroceso latinoamericano, lo tienen viendo un capítulo dramático en el cual la soberanía de las naciones bolivarianas está siendo defendida por sus pueblos y gobiernos humanistas y revolucionarios, que ahora consolidan a la CELAC como su foro auténtico, sin la tutela de Washington. El aterrizaje de Jeff Bezos en el desierto, con sonrisas efímeras y muy pocos amigos, es un “Nexus” de lo que será la caída estrepitosa de Almagro y la OEA.
Mientras Jeff Bezos derrochó cientos de millones de dólares para elevarse unos 80 kilómetros, Simón Bolívar, quien nació más rico que Bezos, dejó toda su fortuna para luchar por la libertad de cinco naciones, en cuya gesta recorrió mil veces más kilómetros que lo que voló el fundador de Amazon. Simón Bolívar llegó al Olimpo de los pueblos y desde allí nos inspira y resplandece como el Satélite con su nombre. A Bezos no le queda más que comprarse un cohete para elevarse once minutos. Desafortunadamente, naciones enteras pudieron haberse vacunado con el costo de la boletería espacial. Mientras un puñado de turistas millonarios pagan por caerse de un enlatado, otras personas prefieren seguir el ejemplo de Bolívar y alcanzar la mayor suma de felicidad, como lo hace “Cayapa Juvenil”; un grupo de científicas y científicos que reparan los equipos médicos de hospitales venezolanos, afectados por las sanciones genocidas de Estados Unidos contra los servicios e insumos de salud. Si las científicas de la “Cayapa Juvenil” tuvieran el presupuesto que invirtió Jeff en su cohete, ya Venezuela tendría la cura para el cáncer y, junto a Cuba, las vacunas para toda Latinoamérica.
Joaquín Rondón – Profesor de la Unellez
@LaGuaratara