Cuenta Regresiva
La Mujer del Año
Me emociona galardonar a las mujeres valientes que estremecieron el año pasado, que se empeñan y nos inspiran a seguir elevando la civilización, como siempre lo han hecho, determinando lo más avanzado y excelso de nuestra humanidad, en la misma proporción que el machismo la deshumaniza y conduce a la barbarie. El año pasado, por cierto, se publicó un interesantísimo ensayo en el cual se afianza la perspectiva antropológica que reconoce en la maternidad uno de los aportes que definieron nuestro desarrollo como especie; junto a la cooperación y organización de los primeros humanos, estaba la especialización de la crianza, protección y educación de los neonatos, lo cual resultó en un ser merecedor de una inteligencia extraordinaria.
En perfecto equilibrio, como insistió siempre el polifacético artista e investigador Efraín Arteaga a propósito de sus innumerables expediciones y reflexiones sobre los petroglifos del piedemonte andino: “la constante armonía entre hombre y mujer para la vida en comunidad… el reflejo de la armonía cósmica entre la luna y el sol, es la gran enseñanza de nuestros ancestros para la vida”. No sólo la pericia para la caza y la pesca hizo prevalecer al hombre como especie, sino el enorme trabajo evolutivo que desarrolló la mujer como madre, quien también se ha involucrado en las demás labores de subsistencia. Pero la cooperación como especie se ha visto desafiada, históricamente, por la imposición del machismo devenido en método, sistema y control totalitario, expresado perfectamente en la opulencia, la explotación, la monarquía y la religión.
Pero nuestro código social, genético y civilizatorio persiste en su empeño de avanzar como especie humana, donde siempre destaca la Mujer en todas sus luchas, por supuesto junto a hombres también, en toda la amplitud de la personalidad e identidades sexuales. Lo femenino impregna nuestras individualidades, cultura y procesos, por ello resulta perfecto galardonar a esas mujeres valientes y brillantes que nos hacen más humanos. En momentos cuando medio mundo está atento de numerosas premiaciones, unas sustentadas en buenos críticos, la mayoría bien merecidas, otras promovidas por empresas de pacotilla, yo prefiero resaltar la brillantez de verdaderas heroínas, no fantásticas como las de Marvel, sino genuinas como Alida Hassim, Esther Challenge y María Farmer.
Hassim es la flamante jueza y abogada surafricana que tomó la palabra en la Corte Internacional de Justicia de La Haya. Con su elocuente, sustentada e inteligente intervención, Alida Hassim denunció a Israel por el genocidio que pretende, no sólo exterminar Palestina, sino el sistema de Derechos Humanos que hemos convenido luego de ver los niveles de brutalidad que pueden demostrar los poderosos cuando desatan la guerra. Esther Challenge es la primera mujer en ocupar el puesto de presidenta del Parlamento de Malawi; la aguerrida gobernante canceló los matrimonios con niñas en una nación donde miles de inocentes son sometidas o vendidas para matrimonios vergonzosos. Millones de niñas cada año son casadas antes de cumplir la mayoría de edad, muchas de ellas desde cumplir los diez años. María Farmer es una artista, apasionada curadora de arte en NY, tan aguda, inteligente y tenaz como sólo una artista puede serlo. Su sensibilidad y determinación la convierte en la primera persona en denunciar a Jeffrey Epstein y al dueño de Victoria´s por explotación sexual de niñas, lo cual tardó dos décadas en ser asumido por las autoridades norteamericanas, la monarquía europea y la red financiera, glamorosa y poderosa del mundo entero.
Joaquín Rondón – Profesor Universitario – @cuentaregresivaenradio