Al ritmo de los tambores de San Millán se celebró el «Baile de la Hamaca» en Puerto Cabello
(Fanny Gutiérrez).- Como es tradicional los martes de Carnaval, el pueblo de San Millán del municipio Puerto Cabello, celebra el “Baile de la Hamaca”, al cual asisten turistas y habitantes del litoral carabobeño que se integran desde tempranas horas de la mañana a los pobladores para participar en la tragicomedia del entierro del hombre más codiciado por las mujeres de la localidad.
Para la fecha se cumplen 153 años de esta costumbre que llegó a Puerto Cabello desde la isla de Curazao, aprovechando el contrabando que existía en la región para aquella época. Cabe destacar que dicho baile fue declarado Patrimonio Cultural intangible de Carabobo.
Desde el lunes de Carnaval comienza el ritual, cuando un integrante de la comunidad lanza el grito “ya se murió, ya se murió”, lo que marca el comienzo del velorio y juramento hamaquero.
Este martes, la comunidad de San Millán amaneció concurrida, distintos medios de comunicación regional y nacional se volcaron a Puerto Cabello a cubrir este importante acontecimiento, el fotoperiodista Jacinto Oliveros, con su lente, capturó los diferentes momentos del “Baile de la Hamaca”.
Días antes, las mujeres del pueblo se preparan para acondicionar la hamaca, elaborada y decorada con flores de diferentes colores, y a la hora del baile, es llevada en hombros por las dolientes o amantes hamaqueras que danzan con pasos hacia adelante, nunca hacia atrás, al tiempo que lloran desconsoladamente por la partida física de su gran amor.
El cortejo fúnebre encabezado en su mayoría por mujeres y acompañado por hombres que tocan al golpe de tambor, la charrasca va contagiando de energía a las féminas que a su tiempo lloran durante entierro, también se escucha el sonido de un cuerno de ganado, mientras que otros hacer trillar contra el pavimento la escardilla con la cual se labra la tierra.
Las nuevas generaciones acompañan a las mujeres y hombres que por años realizan este ritual, durante el baile, uno de los hombres golpea el suelo con un palo de vera cera de la hamaca, y las dolientes rodean el chinchorro hermosamente decorado con flores y se sueltan a llorar desconsoladamente por la pérdida de tan querido ser.
Seguidamente se protagonizó una pelea con palos originada por los celos de un hombre al observar que su esposa se encuentra entre las mujeres que lloran por el difunto, y eso hace que los hombres gritan improperios en lenguaje “papiamento” al sentir que fueron traicionados por su pareja.
Un fuerte repique de cueros se escucha en medio del profundo llanto de las féminas, y es allí cuando la comunidad se integra al baile al compás de los tambores que son sonados por los hombres del pueblo que visten camisas floreadas, y su rostro pintado de diferentes colores.
La comunidad va desfilando, al culminar el velorio y el entierro, la hamaca y los instrumentos utilizados en el tradicional baile es guardado en el pueblo San Millán, hasta el próximo año cuando se integren nuevos participantes.