Antes que la Federación Francesa de Fútbol pidiera a los medios evitar las preguntas políticas a la selección, Kylian Mbappé advirtió en la rueda de prensa que “Los extremos están a las puertas del poder” e instó a los jóvenes a hacer la diferencia votando contra el “extremismo”, aclarando que “hablar de política no afectaría el rendimiento de la selección”. La Eurocopa, como Eurovisión, está impregnada de las tensiones que estremecen al viejo continente, atormentado por diversos conflictos y complejidades.
Las grandes estructuras de poder en Europa, incapaces de atender las demandas de las nuevas generaciones y a su vez comprometida con los grandes capitales, decepciona a los jóvenes enlodando la política, cerrándole espacios a los cambios emergentes y afianzando las raíces burguesas, nacionalistas y fascistas que se dispersan y dividen, pero terminan aglutinando millones de votos en una extrema derecha que, ya en el parlamento, hace un solo bloque.
Mbappé sabe muy bien lo que esto significa; es hijo de un camerunés y de madre argelina, una descendencia que, bajo las políticas de extrema derecha, estaría condenada a severos obstáculos para llevar una vida digna en Europa, como la buscan millones de migrantes al llegar a la región que, por siglos, invadió sus naciones, las explotó y sometió y ahora es la única posibilidad de refugio económico y ambiental.
El ala de la izquierda europea compuesta por Socialistas, Verdes e Independentistas, donde figuran el PSOE, los ecologistas, la izquierda democrática y Puigdemont, ha sido desplazada electoralmente por más de 50 partidos, la mayoría recientes que suman una cuarta parte parlamentaria de extrema derecha, dejando apenas un margen de negociación a Macron y Von der Leyen que encabezan las organizaciones conservadoras y demócratas, ahora desafiadas por las derechas extremas con más votos y el fuerte liderazgo en Meloni, Le Pen y Feijóo, quienes impondrán la agenda a los 27 jefes de Estados, donde temas como el acuerdo climático, de migración y equidad económica - social sufrirán un viraje contundente. Lo único que no deja de ser complejo para la comunidad es la guerra y el Estado Palestino.
En las votaciones europeas resalta la abstención generalizada, el crecimiento de votos en partidos de ultra derecha, el retroceso de los jóvenes ambientalistas y definitivamente de la izquierda, como el PSOE que perdió tantos votantes como para que PP y Vox tomen el protagonismo político de la región, mientras Podemos se difumina. Todos los análisis y opiniones de los mismos votantes coinciden en que la izquierda pierde electores por su esnobismo invertido; “Socialistas y obreristas” devenidos en corruptos, solapadores de la corrupción e incapaces de vivir como profesan: izquierdistas convertidos en magnates, dirigentes proletarios amasando enormes capitales y esposas de líderes humanistas acaudaladas de la noche a la mañana, enseñoreadas como dueñas de costosas boutiques. El caso más emblemático es Podemos que perdió 1.5 millones de votos: dirigentes intelectuales que lucían como hippies y terminaron viviendo en lujosos chalets en La Sierra.
Joaquín Rondón – Profesor Universitario - @cuentaregresivaenradio
